Cuando el procesado está frente a un tribunal, éste espera la resolución favorable de la justicia humana. Estar en una situación donde las emociones danzan al vaivén de las voces que presentan los cargos, debe ser inmolador, mientras tanto, la defensa hace su rol, mostrando la oportunidad de liberación.
Las pruebas determinan culpabilidad o inocencia… Hay una batalla en la audiencia, entre el fiscal, los testigos y el abogado de la defensa, el sujeto incriminado cruza los dedos para salir ileso de la situación, más el abogado defensor siembra duda ante el público presente… , ¿Será que aquel es inocente? Esto solo lo sabe Dios.
Las autoridades tratan de hallar la veracidad en los hechos, inquiriendo en cosas escondidas y evidentes, obtienen huellas que avalan la culpabilidad, son diferentes las hipótesis del crimen, las evidencias subrayan el guión principal. Lo cierto, múltiples veces queda frustrada la labor de un profesional de honor que ha comprometido su corazón a defender la verdad.
Siendo que a la vez, también existe la corrupción que anula la autenticidad, éste ha dado un despliegue en todo ámbito, y es así, como tras bastidores se admite soborno, tráfico de influencias, entre otras, haciendo que sea frecuente ver a malhechores libres, negociando y refugiándose en la suerte de una falsa honestidad.
Mientras tanto, hay inocentes en prisión, es así como el veredicto, dictado por el hombre no siempre tiene razón. La justicia divina no falla, ésta es sin mancilla ni error, pues, esta promete que llegará el castigo al malvado y pagará por causar dolor, más al inocente o al que se arrepiente, los sanará de su aflicción, guiándolos a un mundo nuevo, donde reina paz y amor. -Anydey-
Muitas vezes a “justiça humana” não é, de todo, justa, mas sim conveniente.
Um abraço anydey.
Me gustaMe gusta
Gracias por visitarme Irina.
Un abrazo para ti también.
Me gustaLe gusta a 1 persona
“Su justicia permanece para siempre” (Salmo112.3)
Me gustaLe gusta a 1 persona
Amén!!
Bendiciones Rafaelle.
Me gustaMe gusta