En el libro de Eclesiastés 12:6, se halla la cita en que Salomón hace mención del cuenco de oro, es un nombre apropiado que le da a nuestra mente, éste está diseñado con generosidad, siendo una magnánima obra de Dios, y es que a través del mismo nos concede autonomía para pensar, analizar, meditar, y de esta manera tomar decisiones sabias.
La memoria es una de las más grandes capacidades que posee, entonces, es menester entregarle conocimiento, enriqueciéndola de todo lo bueno, así dado el momento nos ayuda pronunciándose con ideas asombrosas. Cada persona posee un coeficiente intelectual diferente, pero siempre favorable. En la historia de la humanidad se conoce a genios brillantes, destacándose en hallazgos importantes, dando avance a la ciencia, y de esta manera el mundo se torna más interesante.
Cuando desconocemos nuestra vocación, entonces., es oportuno buscar ayuda idónea. Allegarnos a Dios, sería la mejor decisión… Él, nos mostrará nuestro tipo de inteligencia… Cuando esto empieza a suceder también nos maravillamos, de cuanto podemos realizar. !Os insto buscar vuestra facultad!. Nada es depreciado, cualquiera que sea vuestra inclinación, siempre será beneficioso en nuestro vivir cotidiano. -Anydey-