DULCE CARAMELO

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Erase la historia de mi abuelo…  como buen italiano, elaboraba vino de buena calidad,  era diestro en su producción, tenia que ser así, porque este era el medio de sustento, me gustaba ver las frutas antes de su proceso, siempre me dejaba morder las zaczumas, que  estaban destinadas para el vino tinto,  y el de naranja y uvas cuando ya eran vinos,  eran mis preferidos, (estos los probaba a escondidas),  nadie sabia que detrás de todo esto, había una niña de catadora.

Cuando mi abuelo salia de casa para trámites o algo importante, a su regreso  podía notar en los bolsillos de su chaqueta…  «abultamiento», luego, introducía su mano, para tomar los caramelos, me los daba y era simultánea la alegría.  

Cierta vez  le pregunté si creía en Dios,  su respuesta fue  ambigua, no me dijo ni si,  ni no, pero sin descartar la existencia de alguien supremo…  siempre anteponía lógica a las cosas…  trataba conmigo como si fuese adulta, me contaba  de sus aventuras en la selva, estaba impresionado por su fauna y flora abundante, y la búsqueda de oro era tan emocionante, esto era como un juego de azar, sin saber lo que el destino podía deparar, esto hacia más atractivo el viaje…  además, entre otros aspectos, sentía deleite por el arte, para bailar nada mejor que un vals,  para escuchar algo relevante, una opera es formidable, y para expresar todo su talento, le gustaba pintar.

Su mejor obra maestra la realizó en una iglesia en mi tierra natal, siendo un lugar religioso por excelencia, lo que hizo que  el retrato de Jesús y sus apóstoles, tuviera muchos admiradores,  a decir verdad…  !Esto era arte!   la inspiración de una inteligencia brillante!…  Oh!… todo esto es cierto,  no estoy dando un falso testimonio, pero en aquel tiempo no entendía…. Por qué tanto interés  por aquello?…  !Ahora puedo entender!… sencillamente esto le apasionaba, es por eso  que me instaba a dibujar y pintar, era algo que lo hacia con mucha naturalidad, y sentía orgullo por mi habilidad. 

La verdad mi mente se centraba en los caramelos que mi abuelo me daba… !Esta es la verdad!,  me gustaba sentir el dulce deshacerse en mi paladar.

Al cumplirse el final de mis vacaciones en su casa, ( tres meses al año), este era el lapso de tiempo de mi convivencia con él.  Cuando tocaba partir de regreso a casa de mis padres,  me asistía hasta el bus, en el cual viajaría,  podía notar el gran esfuerzo que hacia  para sonreír, pero sabia bien, que internamente  ambos estábamos llorando por la separación…  Y para apaciguar el dolor me daba un puñado de caramelos de leche y miel,  siempre estilaba darlos todo el tiempo, pero en las despedidas sentía que no era apropiado, porque las lagrimas humedecían el papel.   En la actualidad aún existen,  pero no los pruebo porque me causarían  un efecto profundo de nostalgia…   Mi abuelo ya no existe, pero su recuerdo permanece intacto en mi  corazón, sintiendo toda su ternura,  y  devoción,  más en mi mente  lo contemplo con todo mi amor.      -Anydey-

 

 

14 comentarios sobre “DULCE CARAMELO

  1. Hola anydey, feliz día para ti y para quien nos lee. Linda historia de vida. Personalmente considero que no es cierta la muerte cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Nuestros muertos amados siguen vivos en nosotros, ocupan una dimensión diferente. Los filósofos materialistas plantean que ´´La materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma´´, así lo creo. Tod@s hablamos del alma, es intangible, no sabemos bien el lugar en el que habita pero tod@s sabemos que existe.
    Me encantó Dulce Caramelo. Gracias por el placer de leer tu historia, solo una pregunta ¿sigues pintando?.
    Desde el corazón ♥ Lizet♥

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  2. Gracias por leerme!!… por el momento no pinto, pero en casa de mis hijos tienen expuesto en su paredes todo cuanto he hecho, también aprendí a hacerlo en bordado, queda precioso, los colores mucho más intensos… siempre me gustó mucho dibujar.
    Un abrazo fuerte Liz!!

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